Martes, 5 menos diez de la tarde. Todo parecía normal en segundo "C". Mientras la profesora de inglés dictaba la tarea, la mitad del curso intentaba entenderle, y la otra mitad estaba en las nubes. Nuestro "héroe" pertenecía a la segunda mitad. Mientras su compañero de banco intentaba cazar algo, él solo podía pensar en los videos. Pensaba salir de la escuela e ir a gastarse toda la plata que tenga en fichas. Entonces palpó su bolsillo y descubrió que la catástrofe mas grande había ocurrido: se había gastado toda la plata al mediodía!!
Desesperado por el hecho, no dudó en arriesgar su identidad secreta: ¡CHAPUMAN!. Cuando aún faltaban tres minutos para que toque el timbre de salida, este singular personaje se levantó de su silla y, ante la mirada atónita de todos los presentes, se dirigó corriendo hacia la puerta. En el trayecto (y en cuestión de segundos), se quitó el uniforme escolar y dejó ver que debajo de el había un traje rojo, con un corazón amarillo en el pecho (seguramente por eso es CHAPUMAN). Sin pensarlo dos veces, CHAPUMAN pegó un salto increíble, pensando en atravesar la puerta (pues el tiene el poder de la buzarda) y... justo entró la preceptora, y le dio un tremendo portazo en la jeta que lo tumbó en el piso.
Pero CHAPUMAN no se desalentó por este hecho. Haciendo uso de sus increíble poderes, corrió a toda velocidad por el pasillo y, al llegar al patio (cubierto), pegó un gran salto y se dio las antenitas contra el techo. Cuando se dio cuenta de su error, fue al patio descubierto y, ahí sí, saltó y salió volando a la velocidad del sonido.
En Llavallol, todo estaba tranquilo. Solo se oía el trinar de los pajarillos, confundido entre las risas de los drogadictos, las frenadas de los autos y colectivos y las puteadas de los conductores. Pero, de repente, los pajarillos dejaron de trinar. Desafortunadamente, el resto de esa comparsa cotidiana, no. Y, enseguida, se escuchó un silbido, tan agudo y tenue que parecía un pedito. Pero no, ese silbido era nada mas y nada menos que... CHAPUMAN. Desplazandose por los cielos ennegrecidos de este país (por el humo de las fábricas, claro está), nuestro héroe se dirige hacia su casa. Mejor dicho, hacia la casa de su otra identidad, aquel alumno aplicado y aparentemente distraído, cuando en realidad es... aplicado y distraído. En el recorrido, oye unos gritos. Dirigió su vista hacia abajo y pudo ver como dos asaltantes desvalijaban a una pobre anciana. Inmediatamente, oyó dos voces en su interior, la primera le dijo : "Como buena persona que eres, debes ayudar a esa anciana". Pero la segunda voz interior repetía sin cesar: "Mortal Kombat... Mortal Kombat...". Sin dudarlo, se decidió por la segunda y, al llegar a su casa, entró por una ventana (que estaba cerrada hasta que el la rompió con la cabeza) e intentó, sin conseguirlo, abrir su chanchito-alcancía. Ya al borde de la desesperación, lo dejó caer al piso y se rompió. Rápidamente, juntó la plata esparcida por el piso y enfiló nuevamente hacia la escuela, pero esta vez su objetivo no era ese, sino los videos.
Mientras estaba sobrevolando Boulevard Buenos Aires, pudo ver a su amigo CAT-MAN, que viajaba a toda velocidad en el Verde-Móvil, también en dirección a los videos. "Seguramente también se gastó toda la guita al mediodía", pensó CHAPUMAN. Y la verdad es que estaba en lo cierto. Fue entonces justamente cuando sonó su reloj, indicandole que ya eran las cinco de la tarde. CHAPUMAN realizó una serie de calculos a la velocidad de la luz en una habitación oscura (es decir, a la velocidad de la luz donde no hay luz), y llegó a la conclusión de que le quedaban 5 segundos para comprar la ficha, 3 para ponerla y el resto para intentar llegarle a la final al Mortal Kombat.
CHAPUMAN llegó a la puerta de los videos, compró la ficha, esperó a que la maquina se desocupe, puso la ficha y... se cortó la luz. En ese instante llegó también CAT-MAN, y al enterarse de la situación, miró desconsoladamente a cada una de las maquinas. CHAPUMAN no pudo contenerse, y se puso a llorar de rodillas frente al Mortal Kombat. Su amigo de penas hizo lo mismo.Y al final llegaron a la conclusión de quedarse a dormir en el local, esperando a que vuelva la luz. Al día siguiente el negocio fue clausurado y, semanas mas tarde, demolieron el local. Desde ese entonces, nadie ha vuelto a ver a CHAPUMAN, pero se sabe muy bien que... yerba mala nunca muere. Eso quiere decir que :
Chapuman will return (o sea, continuará)