Hace más de un mes me dije que la semana que viene voy a publicar una explicación. La primer semana pasó sin actualizaciones, después la siguiente, y luego otra más… ¿Qué puedo decir? Estuve ocupado.
Me cuesta creer cuánto tiempo pasó desde la última vez. Parece que hubiese sido ayer que cerraba la puerta de la oficina mientras pensaba “no va a ser mucho tiempo; el piloto automático se puede encargar”. Pero fueron seis años.
Durante todo ese tiempo las cosas marcharon sin imprevistos, hasta el día de la explosión. La programación del piloto automático preveía muchas cosas, pero no una bomba (al menos de este tipo). Ese día tuve que regresar para el control de daños, aunque más no fuera momentáneamente.
Increíblemente no hubo muchos destrozos, aunque sí desorden y desparramo de cosas. La base es robusta, así que con reconstruir una sección (mínima) de la fachada y reemplazar una puerta fue suficiente para volver a estar operativos. Pero ver los archivos revueltos me recordó el trabajo pendiente, y que tendría que volver si quería terminar esta cruzada algún día.
Así que, herramienta en mano, demolí una pared interna que siempre me molestó, tiré a la basura muchos adornos innecesarios y di la primer mano de pintura –como para tapar un poco el nuevo destrozo. ¿Es que acaso una bomba no fue suficiente?
La semana siguiente revisé que todo estuviera en su lugar, y un mes después aquí estoy. Un nuevo plan, un nuevo proyecto. Parece que el trabajo se expande en vez de achicarse.
Vuelvo a la obra.